Sergio Arévalo comenta sobre su ópera prima literaria Dos cabezas y un corazón. Un acercamiento a la cotidianidad de la vida gay, despojada de misticismos y clichés. Una experiencia que él mismo resume como dulce y delicioso… con algún que otro toque amargo.
Sergio Arévalo ha vuelto a sorprendernos. El lanzamiento de su primera obra literaria —Dos cabezas y un corazón— demuestra que para él no hay reto pequeño ni desafío que lo amedrente. Se trata de un puñado de historias que, aun presentadas como cuentos, nos engatusa con su proceder novelesco.
En sus páginas, de cómoda lectura, resalta el argumento cautivante, no exento de humor en ocasiones, pero que, aquí y allá, como artista sabedor de los detalles que enaltecen su creación refuerza con dosis de reflexión. El absurdo que a veces marca a nuestra sociedad está presente, y no siempre oculto entre líneas. La crítica es obvia y, acaso lo mejor, no resulta panfletaria. El tema a tratar, por más que haya ganado terreno en la comunidad moderna, sigue causando silencio en algunos sectores.
Y es que no sé si se los dije. Sergio se considera a sí mismo un hombre gay que escribe literatura gay. Aunque, advierte, no escribe para gais, y mañana —¿por qué no?— puede compartirnos un título con un argumento completamente diferente.
De Dos cabezas y un corazón cabe afirmar entonces sin asomo de duda —y jugando con su título— que es una obra escrita más con el corazón que con la cabeza. Tal vez porque si alguna anécdota personal aflora entre sus tantas historias el autor ya no la recuerda o, quizás, no la quiera recordar.
Cuando te sentaste a escribir Dos cabezas y un corazón, ¿tenías como propósito cimero entretener al lector o generar una actitud reflexiva en torno a la comunidad gay?
La verdad era entretener(me). Disfruto mucho escribir. ¡Claro!, es maravilloso que otros te lean, pero como primera instancia buscaba disfrutar el teclear y desarrollar historias, repito. Después conocí esta parte mágica de que me leyeran, se rieran, enojaran, una que otra lagrimita y como plus está conseguir una reflexión en torno a la comunidad gay.
En literatura, los personajes homosexuales no son ninguna novedad, pero usualmente suelen representarse muy acartonados, ligados a estereotipos y, salvo honrosas excepciones, ocupan espacios secundarios en la trama. Definitivamente, no sucede así en tu libro. ¿Ves cercano el día en que un personaje homosexual sea tratado igual que otro de cabello rubio o de estatura media, por citar dos rasgos anodinos?
Lo veo cercano. Como bien dices, no es novedad los personajes homosexuales, pero creo que se ha ido avanzando en el tema. Por ejemplo, en la televisión abierta o en series pasaron de ser el patiño del protagonista, a ser coprotagonista. Del pasillo oculto de las librerías, las historias gais pasaron a tener su propio estante.
Es fácil distinguir cierta unidad no sólo temática sino también estilística en tu libro y, definitivamente, no sería recomendable leer algunas de sus historias en cualquier orden. ¿Coqueteaste con la idea de crear una cuentinovela o imprimirle, acaso, ese toque de historia continuada?
¡Me cachaste! La idea era hacer guiños al crecimiento común. Es decir, partir de una adolescencia a problemas más de «adulto» así como en la intensidad y posible madurez de los personajes.
¿Cuánto hay de ficción y cuánto de autobiográfico en Dos cabezas y un corazón?
En este momento diré que todo es ficción, aunque entre líneas veo parte de mí. ¿Qué partes? Ya no me acuerdo y tal vez ya ni me quiera acordar.
Hay quien defiende la existencia de una literatura gay mientras otros prefieren decir que se trata de una literatura escrita por gais. ¿En qué bando te inscribes y por qué?
Yo creo que soy del bando de la literatura gay, soy un hombre gay que escribe literatura gay, no un gay que escribe para gais. Escribo para quien guste leerme. En esta ocasión he escrito un libro con literatura gay, pero lo que viene puede ser diferente.
«Salir del closet» es una frase ya sellada y representa, en muchos casos, una acción verdaderamente heroica. No todos tus personajes lo asumen de la misma forma y algunos ni siquiera se atreven a hacerlo. ¿Cuán difícil sigue siendo hoy, a inicios del siglo XXI, declararse homosexual?
Creo sin temor a equivocarme que es mucho más fácil. La forma en que ha cambiado el panorama de unos cinco años a la fecha es más que impresionante. Simplemente, el hablar de drags y que tengan su propio programa, que ya se hable de los derechos de los transgéneros y sea tema de discusión en televisión abierta es algo que me vuela la cabeza. Hace 12 años, cuando salí del closet, para mí era un escenario inimaginable.
Otro tipo de personaje presente en tu obra es aquel que no confiesa su homosexualidad o bisexualidad, pero la practica a escondidas de su familia. ¿Consideras que sí se puede llegar a ser feliz con esta especie de doble vida?
Lo considero como un dolor en el cuerpo, irreparable, se aprende a vivir con él. Pero no eres completamente feliz. Puedes vivir cómodamente, sonreír, pasar buenos momentos, pero la felicidad plena, nunca.
Todos los homosexuales que aparecen en tu obra son hombres. En términos de aceptación social, ¿consideras más difícil para un hombre admitir abiertamente su homosexualidad que una mujer?
Me cuesta decirlo, pero creo que es una lección que debo de aprender, a escribir como mujer. Aunque contestando tu pregunta, creo que sí, para una mujer es más complicado. Siento que el patriarcado y el machismo influyen mucho en su proceso.
Se trata de tu primer libro y, por lo general, toda primera experiencia cuenta siempre con un plus que ya no tendrán las que le sucedan. ¿Qué sabor de boca te ha dejado esta incursión en la creación literaria?
Dulce y delicioso. La verdad lo he disfrutado muchísimo. Claro, he tenido unos toques amargos, pero es parte creo yo del aprendizaje.
¿Podemos esperar pronto otro título de Sergio Arévalo?
No sé qué ten pronto, pero espero no pase mucho tiempo de un libro al otro y será un placer compartirlo con ustedes.